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Un año del #CentenarioEstrella.

La fugacidad de un año me llevan a acudir a este espacio y dejar plasmados algunos recuerdos fotográficos de lo que fueron los actos centrales de la celebración del I Centenario fundacional de mi hermandad de la Estrella.

En la primera fotografía se muestra la decoración de la Parroquia de Santo Domingo.

La Sede Canónica fundacional – y única-  fue protagonista de la efeméride que festejaba la corporación que vio nacer bajo sus bóvedas.

Las pilastras de la nave central fueron revestidas y adornadas con cartelas alusivas a las devociones marianas de la feligresía y atributos pasionistas.



En la siguiente, y ampliando un poco más la visión anterior, aparece el altar de cultos presidido por el Señor de la Humillación.

Situado delante del Presbiterio, el Sagrado Titular se presentaba sobre su trono (una de las piezas patrimoniales más antiguas que se conservan en la hermandad), flanqueado por los faroles del mismo -aunque con otra disposición a la que lo hace el Martes Santo-, y con el dosel de cultos sobre éste.

Delante de las andas se situaba el frente de altar, con la candelería de los Dolores del Puente, varios candelabros de brazo, y la mesa de altar y la sede  (dispuestas de forma provisional para poder celebrar el Triduo extraordinario).

Remataba el aparato cultual las banderas Dominica y Concepcionista.



Y seguimos ampliando hasta llegar a la Imagen de Ntro. Padre Jesús de la Humillación y Perdón; advocación  – ya- con un siglo de historia en la ciudad de Málaga.

¿Qué voy a decir yo de Él?

Nuestra portentosa Imagen lucía nueva túnica regalada por un grupo de hermanas y devotas.




Cambiamos ubicación. La capilla de la Hermandad la presidió la Virgen de la Estrella.

Se presentaba preparada para el traslado a la Santa Iglesia Catedral sobre la andas de Rosario de la Virgen de los Remedios, con candelabros pertenecientes a la Congregación de Mena, y ataviada con un manto bordado en color burdeos de la Virgen de las Penas.

Ale, si me lees, te saliste más que nunca –y ya es difícil con el listón tan alto que tienes-.




Por último, el día después de la Salida Extraordinaria y de la Misa Estacional en la Catedral, el cansancio arrastrado no fue excusa para realizar varias fotografías para que quedasen para la posteridad de mi archivo.

A la luz acaramelada de la cera de su candelería, y con el templo completamente apagado, salieron estampas como ésta.




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